Se trata de una escultura en mármol de bulto redondo, del período helenístico griego, que no presenta una frontalidad estricta, es decir, está pensada para ser recorrida en todas sus partes ya que sus curvas y sus miradas recorren la obra en un sentido elíptico. La escultura se inscribe en un triángulo, donde la cabeza de Laocoonte coincide con el vértice superior y los pies de sus hijos con los dos vértices inferiores. La gran cantidad de espacios negativos que recorren toda la obra le imprimen un dinamismo que se refuerza por el predominio de las diagonales, el tratamiento contorsionado de la anatomía y el juego de miradas que ubican el núcleo compositivo en el vértice superior. Esto, a su vez, refuerza el dramatismo de la composición que se fortifica con el tratamiento violento de la piedra mediante la técnica del trépano, creando un juego de luces que generan mayor movimiento en sus claroscuros.
Cuenta el mito que para que Laocoonte no previniera a los troyanos del engaño del caballo de madera, Atenea hace que lo devoren junto a toda su familia. La escultura, entonces, muestra el momento en que está siendo comido por una serpiente, reflejando el mayor dramatismo del instante en las expresiones de los rostros y en la tensión de los músculos. Esta forma estilística del período Helenístico griego refleja el pesimismo de la sociedad invadida, pero contrariamente, también manifiesta la riqueza artística que no sólo que no se había perdido sino que se había estimulado. Ya no se encuentra la profunda simetría del clasicismo pero sí un nuevo equilibrio logrado en una composición totalmente dinámica.
LAOCOONTE Y SUS HIJOS
Agesandro, Atendoro y Polidoro de Rodas
Circa 50 d.C.
Original: Fundición en bronce/Actual: Talla en mármol
Museo Pio-Clementino, Vaticano
No hay comentarios:
Publicar un comentario