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El Arte erótico

A pesar de que, en mi consideración, el arte erótico es una proposición redundante ya que el arte siempre es erotismo y siempre manifiesta una caricia placentera al espíritu más allá de la propia actividad sexual que la denominación implica, sumerjámonos en el mundo de la sensualidad y el deseo para analizar la siguiente obra.

Observemos, antes que nada, la imagen en su totalidad, digamos, el todo en su extensión, a lo que vemos una mujer desnuda en azul y un primer plano similar de la mujer en color magenta o rojizo. A simple vista quizá nos pueda llamar la atención la esfumación de la figura en magenta o algunas facciones de ambas tales como el cuello o cejas pronunciados, pero mantengámonos por ahora en los aspectos generales de la obra.

El cuadro fue titulado de dos maneras. Un primer boceto fue Dos caras de mujer y en una segunda instancia fue llamado Mujer y dama. Ahora que ya sabemos el título, podemos empezar a entender la historia que está siendo representada y acercarnos al discurso, lo que nos abre una lista de percepciones que antes podíamos llegar a ignorar.

Tanto Dos caras de mujer como Mujer y dama, nos están mostrando dos conceptos diferentes. El autor muestra una oposición de conceptos en el nombre y por ende, en la figura representada. Dos caras de mujer o dos facetas, dos aspectos, un anverso y un reverso, si se quiere, y luego Mujer y dama, que vienen a completarnos el sentido. Entonces ahora podríamos decir dos aspectos de una misma persona: la mujer y la dama, que relacionándolo con el erotismo, empezamos a entender qué se insinúa.


Adentrando en consideraciones simbólicas, el azul simboliza la calma de un mar tranquilo, la suavidad de modales, la pureza, la ternura, el amor a la vida. El rojo se considera agresivo, vital, cargado de energía, afín al fuego, y sugiere tanto el amor como la lucha entre la vida y la muerte. El rojo y el azul son casi opuestos y una figura en azul y una similar sombra rojiza muestran la misma dualidad: el amor y la euforia desenfrenados contra la compostura social de la mujer.

Pero, ahondando aún más, el rojizo o magenta también está representado en la figura en azul, remarcando dentro de lo puro, zonas puntuales de fuego y vitalidad. El rojo va mezclándose dulcemente por sobre la figura en azul, intensificándose en zonas erógenas dentro de la misma pureza de mujer, como si se tratase de una caricia. A su vez, la figura azul está enmarcada dentro de una linea pronunciada mientras que la figura en magenta parece desvanecerse entre el fondo. El fuerte uso de la linea sirve para contener la estructura del cuerpo purificado de azul, delimitarlo ("ponerle un límite"), contrastado con la difunimacion de los límites de la figura magenta, como si se tratase de un cuerpo salido de control, ingobernable.

Tenemos entonces una pintura erótica en su máxima expresión. A simple vista sólo veíamos una figura de mujer desnuda, pero la verdadera sensualidad y sexualidad entendemos ahora que no está tanto en la figura representada sino más bien en su simbolismo, en la representación sutil o, siguiendo a Wollheim, en nuestra "visón representacional". Ahora podemos entender también que en el arte, nada es sin querer, que todo tiene un sentido, sólo hay que descubrirlo con la percepción.



MASSARIOL, Diego (2010)

Mujer y dama o Dos caras de mujer
Acrílico sobre tabla
64cm. x 50 cm.

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